7 de enero de 2009

"A pesar de lo mucho que pugnaba por no pensar en él, sin embargo, tampoco intentaba olvidarlo. De noche, a última hora, cuando el agotamiento por la falta de sueño derribaba mis defensas, me preocupaba el hecho de que todo pareciera estar desvaneciendose, de que mi mente fuera al final un colador incapaz de recordar el tono exacto del color de sus ojos, la sensacion de su piel o la textura de su voz.
No podia pensar en todo esto, pero debia recordarlo.
Bastaba con que creyera que él existia para que yo pudiera vivir. Podria soportar
todo lo demás sabiendo que él existia.
Era una forma muy dura de vivir: prohibiendome recordar y aterrorizada por el olvido."

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