11 de octubre de 2010

una mano pequeñita, pintada con leyes de selva, selvas con luces de ciudades tercermundistas. arremetió en estrechos mi mano. casi virulentamente. podia jurar que esa nena sostenia una delicada taza de té de porcelana, y su cabeza sostenia una gran galera. yo odiaba tanto tus causalidades. todo tenia un por qué. esa tarde pude entenderte. subirme a ese subte me desperto como se despiertan las liebres en marzo. y todo tenia sentido, hasta el hecho de quedarme sin monedas para el 102. y se que habrias difrutado verme llenando mi vida de haches fatídicas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario